Tener que ir a clase presencial
en la universidad no es obligatorio. Eliges matricularte en la universidad por
voluntad propia. Aunque no sea
obligatorio ir a clases, para superar créditos y asignaturas, muchas veces el
profesor/a que imparte las clases hace una avaluación continua con un requisito
de asistencias mínimas, pasando lista como si fueras a la escuela o al
instituto. Tiene sentido que en una avaluación continua sea más necesario ir a
clases ya que te están evaluando constantemente, tanto con exámenes parciales
como ejercicios, tienes que estar al día y no se puede estudiar a última hora.
En todo caso, sea evaluación
única o continua siempre es aconsejable ir a clases presenciales. Para el
alumno es beneficioso en varios aspectos; por su rapidez y sencillez en el
aprendizaje, por el desarrollo mental y relacional, o simplemente por su evolución
como estudiante y persona. Cabe decir que es aconsejable asistir ya que por lo
general y como hecho normalizado y apropiado, las clases que imparte la
profesora en el aula de manera oral y visual, están organizadas y preparadas de
una manera profesional. Para conseguir que el alumno capte, entienda y almacene
la información, es necesario que el profesor tenga una metodología a seguir,
una idea y una mentalidad pedagógica, su objetivo es que el máximo de alumnos
salgan preparados y formados. Es decir
es ir a clase es el mejor método para iniciarse en el buen estudio de la
asignatura.
Y como en todos los casos, hay
excepciones. Es un hecho real y común, ha pasado en casi todas las
universidades. Los alumnos han salido insatisfechos por las clases que algunos
profesores les habían impartido. Como no hay caso concreto, no podemos detectar
dónde está el error, si es culpa del profesor o si es del alumno. Lo que sí
está claro es que a muchos de nosotros nos ha pasado, hemos creído perder el
tiempo dos horas en una clase donde ni entendía, ni aprendía, ni me gustaba la
manera que daba clase aquel profesor. No nos ha gustado la forma de dar las
clases por su metodología, no nos ha gustado la manera de explicar, la
metodología que ha seguido el profesor, de lo poco profesional que hemos creído
que era en ese mismo momento, o simplemente porque estaba leyendo literalmente
un libro.
No gustan las clases, y se cree
que no sirve de nada ir. Al salir de tu facultad no eres capaz de recordar
conceptos y explicarlo, no sabes de qué va o a qué se refiere lo que dice el
profesor. Las claves para saber si puedes dejar de asistir sin que haya
consecuencias negativas, son las siguientes:
1. Al
menos haber asistido las primeras clases para poder decir y opinar sobre el
profesor y su manera de dar las clases. Puede ser un mal orador, y puede haber
pragmatismo en los estudiantes. Es curioso, pero en las clases que normalmente
no asiste más de un cuarto de matriculados es por algo, es un detalle
importante para tener en cuenta el porque muchos alumnos se saltan esas clases, cabe decir que eso no justifica 100% que las clases no valgan la pena.
2. Tener
al alcance muchos apuntes o la justa y la información necesaria para estudiar
toda la asignatura. Lo ideal es que te aporte esa información directamente el
profesor, después los apuntes de compañeros o si hay, la copistería de esa facultad.
3. Si
no hay una obligación o algo importante, es aconsejable no ir a clase si se tiene un
mal día, cuando uno está deprimido, o tiene problemas personales, o no se
encuentra bien, es casi inútil estar atento en clase. Ir a clase es fruto de
unas ganas mínimas de aprender y querer avanzar. Entonces es cuando exprimes más el
tiempo de estar allí y te vuelves partícipe de una explicación efectiva.
En caso de más duda, se
recomienda… ir a clase.
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